Sonidoesencia es el espacio donde Alexis Merlo, Terapeuta sonoro, nos invita a sanar mediante el sonido y los efectos que sus vibraciones producen en nuestro cuerpo físico y también en nuestro espíritu. Lxs invito a leer la nota completa y conocer todos los alcances de la terapia sonora y la experiencia de Alexis desde sus comienzos hasta el día de hoy. Sin dudas cuando uno escucha a su corazón todo cobra sentido.
Dejemos que él nos cuente detalles de su servicio:
º¿Quién sos y cual es tu servicio?
Hola, gracias ante todo por la entrevista, mi nombre es Alexis Merlo y me dedico -entre otras cosas- a hacer terapia con sonidos, principalmente trabajo con cuencos tibetanos pero también integro otros instrumentos ancestrales como didgeridoo, flautas nativas americanas, tambor chamánico y a veces la voz. Llevo adelante un proyecto que se llama “Sonido Esencia” inspirado en el ya fallecido oncólogo y terapeuta sonoro estadounidense Mitchell Gaynor. El denominaba sonido esencia a enfocarnos en la música de la vida y no en el ruido de la enfermedad.
Estos instrumentos tienen la particularidad que sus armónicos son perceptibles osea, se pueden oír. Cuando escuchas un cuenco tibetano, llama poderosamente la atención que suenan varios sonidos al mismo tiempo, esos son los armónicos y todos los instrumentos los poseen, incluso la voz, en parte es lo que da identidad al sonido, nada más que en la mayoría de los instrumentos no pueden percibirse. La cuestión es que el sonido en particular de estos instrumentos poseen efectos muy positivos en la salud y no sólo me refiero a la curación de una dolencia o malestar físico, sino a vivir nuestro camino espiritual lo más plenamente conscientes posible.
Todos los instrumentos que te mencioné antes, fueron utilizados ancestralmente, para conducir a un estado de percepción extra-ordinario, de hecho hoy sabemos por las neurociencias lo que nuestros ancestros sabían por sabios; que los sonidos armónicos disminuyen la actividad cognitiva hasta frecuencias muy bajas. Este es un estado denominado alfa, la frecuencia cerebral baja a un nivel, igual a estar meditando, o como me gusta llamarlo, estar presente. En ese momento nos volvemos observadores de nuestros procesos internos. La mente de mono que salta de un pensamiento al otro sin control se tranquiliza y se abre una puerta a un percepción de las cosas más esencial, porque todas las distracciones quedan de lado y puedo sentir mi cuerpo.
El sonido nos permite entrar con mayor facilidad a ese estado, porque no hay forma de generar resistencia, por más que uno no se entregue al proceso, la vibración hace efecto igual gracias al principio de resonancia armónica. El sonido nos hace vibrar en su misma frecuencia que es armonía y el cuerpo comienza a activar su poder de auto-sanarse, o como diría Pitágoras (uno de los primeros en usar la música para curar) pasamos del Caos al Cosmos (orden). Con el tiempo, los beneficios se amplían más allá de la salud física, porque estar menos distraídos y más presentes nos vuelve atentos y menos dependientes de consumir todo eso que nos distrae para no sentir dolor. Ahí es donde empieza el verdadero proceso terapéutico, no se puede curar lo que no puedo sentir. Por eso aparece la enfermedad, para obligarnos irremediablemente a sentir, observar, conocernos.
º¿Cómo fue tu recorrido hasta llegar a donde estas hoy?
El recorrido que hice comienza cuando tenía 17 años al hacer mi primera iniciación en Reiki. Ese fue el primer paso que me abrió el resto de las puertas. En ese momento estaba estudiando en un magisterio de música queriendo ser concertista de guitarra clásica o maestro de música. Al tiempo ese sueño se fue apagando y comencé a perder esa pasión por la música que tanto tenía, no encontraba mi identidad como músico, eso me llevó varios años de frustración, de abandonar el magisterio y dejar la música de lado bastante tiempo. En el mientras tanto, estudié otras carreras (más intelectuales) antropología, literatura y en paralelo seguía explorando mi camino espiritual, practicaba el budismo zazen que es un tipo de meditación -que hoy sigo practicando por mi cuenta-. Hasta que a los 22/23 años escuché por primera vez los cuencos tibetanos; fue amor y conexión inmediato, su sonido me hacía realmente bien y me llevaba a lugares increíbles, ahí descubrí la posibilidad de fusionar dos caminos: el de la música y el espíritu.
Hace 7 años atrás los cuencos no eran tan conocidos como ahora, tampoco era tan fácil acceder a un instrumento, mucho menos quién me enseñara a tocarlo. Pero la vida me demostró como dice que la frase que “lo que es tuyo a ti vendrá”. Un día hablando con una supervisora le cuento sobre estos instrumentos y mi interés por aprender a tocar, ella me dice que hay otro supervisor en la empresa que toca, me quedé boquiabierto, Me puso en contacto con él, charlamos y me pasó el contacto de su maestra, tanta era la sincronía del universo que esta maestra vivía a 10 cuadras de mi casa. Con ella hice mi primera formación en terapia sonora, además que fue mi guía durante algunos años. Con el tiempo mi interés por saber más sobre los efectos del sonido en la salud creció tanto que continúe formándome, estudié con un músicoterapeuta, que me aportó muchas herramientas desde lo empírico y científico. A eso de los 24 años comencé a ofrecer sesiones individuales, meditaciones grupales. Desde ese momento, sigo aprendiendo, formándome para seguir desarrollando este camino de terapeuta, estudié flores de bach, biodescodificación, parte de medicina tradicional china, entre otras cosas. Profundizando en los efectos de integrar la meditación a la vida cotidiana.
º¿Qué vivencias o experiencias te resonaron como de mayor aprendizaje en tu camino de servicio?
Hubo muchas experiencias que resonaron, una en particular fue la muerte de mi papá cuando tenía 20 años. Siempre fue una relación difícil, teñida de desencuentro y abandono. Su fallecimiento y mi imposibilidad para comunicarme con él cuando estaba vivo, me llevo a tener que sanar esa herida y recomponer una relación inexistente sólo, lo que me llevó a trabajar durante varios años con mi propio dolor. Fue mucho el sufrimiento que vivió durante los seis meses que luchó con su cancer, eso también generó muchas preguntas en mí: sobre la muerte, el sufrimiento, la resiliencia con la que atravesamos las adversidades de la vida, las enfermedades y cómo abordamos nuestras emociones.
Por mucho que quisiera negar quién soy y lo que hago (cosa que muchas veces intenté hacer) siempre la vida me traía de vuelta al camino de sanación y servicio. Lo que me hizo plantearme “si esto es lo que tenes que hacer, hacelo con todo tu corazón y lo mejor que puedas”.
º Recomendános un libro o película o personaje que te inspire!
Ufff….Que buena pregunta. Amo leer, es una de las cosas que más me apasionan y siempre fui muy bibliófilo. Podría haber tanto libros, pero si tengo que elegir uno en particular, me quedo con “El regreso de los hijos de la tierra” de Alejandro Corchs. El es argentino, hijo de desaparecidos, vive en Uruguay y es chamán. Su historia es profunda y muy inspiradora, yo se lo recomiendo a todos mis consultantes. Me gustan mucho los libros bibliográficos porque de alguna forma nos ponen ante la persona real y su recorrido, sus vivencias, las mierdas (perdón la expresión) por las que tuvo que pasar. Muchas veces vemos a un “maestro espiritual” (lo pongo entre comillas porque para mí todos somos maestros, solo que algunas personas se hicieron cargo de reconocerlo y guían a otros a descubrir su propia maestría) como alguien que nació con una aureola en la cabeza, pero desconocemos el proceso por el que ese ser humano de carne y hueso, igual que nosotros, atravesó. No hablo de Osho, el Dalai Lama o esos grandes maestros que vemos como iluminados imposibles de alcanzar, sino de esos maestros anónimos -que hay muchísimos- que tienen una palabra sanadora en el momento justo o un gesto de amor cuando creemos que todo está perdido en el mundo.
º ¿Qué es para vos la salud integral y/o el bienestar?
Bienestar es una palabra que me gusta muchísimo, porque es un término que denota una búsqueda activa por estar en armonía con todos los aspectos de nuestra vida. Creo que en definitiva eso es lo más importante poder estar bien y felices con lo que somos, con lo que tenemos y no lo digo en un sentido conformista, sino de aceptación, el resto viene por añadidura. Cuando mantenemos contento a nuestro niño interno, este nos permite no perder la capacidad de maravillarnos por la vida, sorprendernos y jugar. Pero como adultos, con la educación que recibimos y nuestra cultura basada en el consumo compulsivo, en la frivolidad, las exigencias de tener determinado físico porque así lo dicta la “norma” de belleza para que uno sea aceptado en la tribu, nos llevamos a un nivel extremo de infelicidad y rechazo por nosotros, persiguiendo cosas que nos alejan de nuestra esencia.
Nos cosificamos tanto que nos olvidamos de los gestos simples; la sonrisa, el abrazo, la cooperación por el bien común en vez de la individualidad, la empatía y la compasión. Olvidamos que todos somos parte de lo mismo, que estamos unidos por hilos invisibles que nos conectan con el otro, que no es alguien más que yo mismo. Todo lo que le hacemos a otro, es un acto hacia nosotros.
Tuve un maestro Zen que decía “lo único que podemos hacer es cuidar nuestro metro cuadrado de tierra”, cuando uno cuida su propio lugar, su espacio y se ocupa de él, eso trae bienestar en todos los aspectos de nuestra vida. Así aceptamos que este es el pedazo de tierra que nos tocó, a partir de eso, podemos ver como hacer para que ese lugarcito esté más lindo, para mejorarlo y que me haga sentir mejor, sin desear invadir el espacio de otro o envidiarlo o sentirme desgraciado porque le tocó algo “mejor” que a mí.
Por eso es importante integrar un práctica a nuestra vida que nos ayude a tomar consciencia, a observarnos, reconocer nuestros puntos dolorosos y trabajar sobre nuestro ego, aprender a no identificarnos con el. Y en esos momentos que creemos que todo está realmente mal, que no hay solución alguna a mi dolor y malestar, decía este maestro; hay que cortarse la cabeza, guardarla en el closet y salir a vivir la vida con el corazón, con el brazo, las piernas, el vientre, con el cuerpo entero. Salir a disfrutar, sea lo que sea que se presente.
Gracias Ale por compartirte con la comunidad de Aitue! Pueden contactarlo y agendar una sesión con él a través de sus redes:
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Web: www.alexismerlo.com
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